La prensa liberal nos bombardea a diario
con la idea de que el mayor peligro de nuestra época es el
fundamentalismo intolerante (étnico, religioso, sexista…), y que el
único modo de resistir y poder derrotarlo consistiría en asumir una
posición multicultural.
Pero, ¿es realmente así? ¿Y si la forma
habitual en que se manifiesta la tolerancia multicultural no fuese, en
última instancia, tan inocente como se nos quiere hacer creer, por
cuanto, tácitamente, acepta la despolitización de la economía?
Esta forma hegemónica del
multiculturalismo se basa en la tesis de que vivimos en un universo
post-ideológico, en el que habríamos superado esos viejos conflictos
entre izquierda y derecha, que tantos problemas causaron, y en el que
las batallas más importantes serían aquellas que se libran por conseguir
el reconocimiento de los diversos estilos de vida.
Pero, ¿y si este multiculturalismo despolitizado fuese precisamente la ideología del actual capitalismo global?
De ahí que crea necesario, en nuestros días, suministrar una buena
dosis de intolerancia , aunque sólo sea con elpropósito de suscitar esa
pasión política que alimenta la discordia. Quizás, ha llegado el momento
de criticar desde la izquierda esa actitud dominante, ese
multiculturalismo, y apostar por la defensa de una renovada politización
de la economía.
0 comentarios:
Publicar un comentario