En esta nueva era de la alienacin, en los tiempos de la cultura global y de los mensajes a escala planetaria, las tecnologas de la comunicacin juegan, ms que nunca, un papel ideolgico de primer orden. La promesa de felicidad en la familia, la escuela, la empresa o el Estado, se encarna ahora en la comunicacin. De ah la proliferacin ilimitada de instrumentos a su servicio, de los que Internet constituye la culminacin total, global, triunfal. Cuanta ms comunicacin haya, se nos dice, ms armoniosa ser nuestra sociedad y ms felices seremos. Podemos preguntarnos si la comunicacin no estar sobrepasando su estado ptimo, su punto culminante, para entrar en una fase en la que todas sus cualidades se transforman en defectos y todas sus virtudes en vicios. Porque la nueva ideologa de la comunicacin total, esa especie de imperialismo comunicacional, empieza a ejercer una autntica opresin sobre los ciudadanos. Durante mucho tiempo la comunicacin fue liberadora. Desde la invencin de la escritura y la imprenta signific la difusin del saber, del conocimiento, de las leyes y las luces de la razn, frente a supersticiones y oscurantismos de todas clases. A partir de ahora, imponindose como obligacin absoluta, inundando todos los aspectos de la vida social, poltica, econmica y cultural, acta como una tirana.
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