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Considerado uno de los grandes escritores clínicos del siglo, Oliver
Sacks nos presenta en su último libro siete casos neurológicos que
constituyen una profunda reflexión sobre la esencia de la identidad y
los mecanismos del conocimiento. Un pintor que tras un accidente de
coche deja de ver el color; un cirujano cuyos continuos tics y
compulsiones sólo remiten cuando opera o pilota su aeroplano; un hombre
que tras toda una vida de ceguera recupera la vista sólo para darse
cuenta de que no sabe ver; una profesora autista capaz tan sólo de
tratar y comprender a los animales, y a quien la complejidad de las
emociones humanas deja tan perpleja que se siente como «un antropólogo
en Marte»: éstos son algunos de estos «relatos paradójicos» que nos
presentan un aspecto de la existencia que nos sería imposible conocer
sin esa anomalía denominada enfermedad. Para Sacks, que en cierto modo
también comparte esa condición de antropólogo en Marte, no se trata
tanto de qué enfermedad tiene una persona, sino de cómo la persona se
halla atrapada en la enfermedad y sometida a sus leyes, y de cómo todo
lo que constituye la identidad sufre un proceso de adaptación para
permitirle habitar ese espacio físico alterado que es el propio cuerpo.
La tesis que mantiene el autor es que no se trata tanto de «curarse» de
la enfermedad, pues algunas de las que aquí aparecen, como el autismo,
el síndrome de Tourette, la acromatopsia, no admiten el concepto de
curación, sino de aprender a vivir con ella, a pesar de lo grotescos
que puedan ser algunos síntomas de lo diferente que pueda sentirse el
paciente respecto a los así denominados normales. Todos estos pacientes
encuentran en el doctor Sacks no sólo un médico atento, intuitivo y
perspicaz, sino a alguien que comparte sus vidas y aplica el método
empático de investigación que G. K. Chesterton presentara a través de su
personaje más famoso, el padre Brown. En estas siete parábolas sobre la
mutabilidad de la condición humana, Oliver Sacks demuestra otra vez su
excepcional talento como narrador, su vastísima cultura y su capacidad
para hacer que estos personajes a primera vista estrambóticos acaben
pareciéndonos familiares y normales.
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